sábado, 5 de junio de 2010

STREES Y RELACIONES PSICOSOMATICAS II

Marihuana
La marihuana generalmente se fuma en forma de cigarrillo (llamado “porro”, “canuto” o “churro” en español o “joint” en inglés) o en una pipa. Además se fuma en “blunts”, que son puros o cigarros a los que se les saca el tabaco y se rellenan con marihuana. Ya que el “blunt” mantiene la hoja de tabaco usada para envolver el cigarro, este método de administración combina los principios activos de la marihuana con los de la nicotina y otras sustancias químicas dañinas. También, la marihuana se puede mezclar con comida o ingerirla como infusión. Su forma más concentrada y resinosa se llama hachís y cuando está en forma de líquido negro pegajoso se conoce como aceite de hachís.* El humo de la marihuana tiene un olor pungente característico, que es usualmente agridulce.
¿Cómo afecta la marihuana al cerebro?
Los científicos han aprendido mucho sobre cómo el THC actúa en el cerebro para producir sus diversos efectos. Cuando se fuma la marihuana, el THC pasa rápidamente de los pulmones al torrente sanguíneo, que lo transporta al cerebro y a otros órganos del cuerpo.
El THC actúa sobre sitios específicos en el cerebro llamados receptores de canabinoides, disparando una serie de reacciones celulares que finalmente terminan en el “high” o euforia que algunos consumidores sienten cuando fuman marihuana. Algunas áreas cerebrales tienen muchos receptores de canabinoides; otras tienen pocos o ninguno. La mayor densidad de receptores de canabinoides se encuentra en las partes del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, las percepciones sensoriales y del tiempo, y el movimiento coordinado.
No es de sorprenderse que la intoxicación por marihuana pueda causar dificultad para pensar y solucionar problemas, distorsión en las percepciones y problemas con la memoria y el aprendizaje. Las investigaciones muestran que el impacto adverso de la marihuana sobre la memoria y el aprendizaje puede durar días o semanas después de que los efectos agudos de la droga se han desvanecido.2 Como resultado, cuando una persona consume marihuana a diario es posible que esté funcionando a un nivel intelectual reducido todo el tiempo.
Varios estudios han demostrado que existe una asociación entre el consumo crónico de marihuana y una mayor incidencia de ansiedad, depresión, ideas suicidas y esquizofrenia. Algunos de estos estudios han demostrado que la edad del primer consumo es un factor importante, y que el uso temprano de la droga constituye un marcador de vulnerabilidad para problemas más adelante. Sin embargo, en este momento no está claro si el consumo de marihuana causa los problemas mentales, los empeora o si se utiliza la droga en un intento de auto medicarse los síntomas preexistentes. El consumo crónico o habitual de marihuana, especialmente en una persona muy joven, también puede ser un marcador de riesgo para las enfermedades mentales, incluyendo la adicción, que provienen de vulnerabilidades genéticas o ambientales, tal como la exposición temprana al estrés o a la violencia. Actualmente, la evidencia más fuerte establece un vínculo entre el consumo de marihuana y la esquizofrenia y otros trastornos relacionados.6 Las dosis altas de marihuana pueden producir una reacción psicótica aguda. Además, el consumo de esta droga podría provocar la aparición de esquizofrenia o una recaída en aquellas personas vulnerables a este trastorno.
Neurohumores
Son sustancias que actúan como transmisores en las sinapsis o de las que se sospecha que actúan de este modo. Se utilizan principalmente en la investigación del funcionamiento del sistema nervioso; son raras otras aplicaciones, excepto el uso de la adrenalina como estimulante.

Epilepsia
es una enfermedad crónica caracterizada por uno o varios trastornos neurológicos que deja una predisposición en el cerebro para generar convulsiones recurrentes, que suelen dejar consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales.[1]
Una convulsión o crisis epiléptica o comicial es un evento súbito y de corta duración, caracterizado por una anormal y excesiva o bien sincrónica actividad neuronal en el cerebro. Las crisis epilépticas suelen ser transitorias, con o sin disminución el nivel de consciencia o movimientos convulsivos y otras manifestaciones clínicas.
La epilepsia puede tener muchas causas; en unos casos es debida a lesiones cerebrales de cualquier tipo (traumatismos craneales, secuelas de meningitis, tumores, etc.) pero en muchos casos no hay ninguna lesión, sino únicamente una predisposición de origen genético a padecer las crisis. Con tratamiento médico es posible el control de las crisis en un elevado porcentaje de pacientes.
Para diagnosticar un paciente de epiléptico se requiere conocer los antecedentes personales y familiares y, por lo general, se corrobora con un electroencefalograma (EEG). También forman parte del diagnóstico estudios de imagenología, mientras que se reservan los procedimientos diagnósticos más especializados para casos muy puntuales. El tratamiento consiste en la administración de medicamentos anticonvulsivos. En los casos refractarios, se apelan a otros métodos incluyendo la cirugía. La epilepsia causa múltiples efectos en la vida cotidiana del paciente, de manera que el tratamiento debe incluir el abordaje de estos efectos.
Esta enfermedad también afecta a los animales, especialmente a los domésticos, sean gatos o perros, los síntomas son los mismos descritos para el ser humano, se han observado casos en los perros de raza Fox Terrier, Golden Retriever y otros.



Neurosis
Las neurosis son episodios de desequilibrio psicológico que se presentan en personas que han alcanzado una función mental relativamente adecuada.
Son trastornos mentales sin una base orgánica demostrable, en los cuales el paciente puede tener un considerable poder de auto observación y una sensación adecuada de la realidad; en ellos lo más común es que no se confundan las experiencias patológicas subjetivas y sus fantasías, con la realidad externa. La conducta puede ser afectada seriamente, aunque es común que se mantenga dentro de límites sociales aceptables; pues la personalidad no está desorganizada.
Típicamente, la conducta neurótica es repetitiva, conduce a una mala adaptación y es insatisfactoria. Funcionalmente, las neurosis son reacciones inadecuadas a las causas de estrés.
En consecuencia, muy a menudo los síntomas incluyen angustia y una exageración o hiperactividad de los mecanismos que el paciente emplea comúnmente para resolver su angustia y el estrés.
Las neurosis pueden ser de tipo recurrente y se manifiestan de la misma forma a través de toda la vida del paciente. Pueden variar de gravedad, desde episodios leves hasta una enfermedad grave e incapacitante, que incluso requiera hospitalización.

Psicosis
La psicosis es un término genérico utilizado en la psicología para referirse a un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad. A las personas que lo padecen se les llama psicóticas. En la actualidad, el término «psicótico» es a menudo usado incorrectamente como sinónimo de psicopático.
Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios en su personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.
Una amplia variedad de elementos del sistema nervioso, tanto orgánicos como funcionales, pueden causar una reacción psicótica. Esto ha llevado a la creencia que la psicosis es como la «fiebre» de las enfermedades mentales, un indicador serio pero no específico.[1] [2] Sin embargo, muchas personas tienen experiencias inusuales y de distorsión de la realidad en algún momento de sus vidas, sin volverse discapacitadas o ni siquiera angustiadas por estas experiencias.

Como resultado, se argumenta que la psicosis no está fundamentalmente separada de una consciencia normal, sino más bien es un continuum con consciencia normal.[3] Desde esta perspectiva, las personas que son diagnosticadas clínicamente como psicóticas pueden estar teniendo simplemente experiencias particularmente intensas o angustiantes.

Tratamientos
Diversas formas de psicoterapia son el tratamiento más corriente de las neurosis. La mayoría de los psicólogos y los psiquiatras están de acuerdo en que los trastornos neuróticos del comportamiento son aprendidos y por lo tanto se requiere cierto genero de experiencia aprendida para liberar al paciente de su ansiedad y de otros síntomas. Donde existe desacuerdo es con respecto a la índole de la clase más eficaz de psicoterapia, dividiéndose los expertos en dos escuelas generales. La psicosis, por otra parte, son tratadas por lo general con terapéuticas físicas de uno u otro tipo, aunque también se utiliza la psicoterapia. Los tratamientos somáticos parecen ser los de elección con respecto a las psicosis, ya que muchos creen que las psicosis poseen una base orgánica y debido a que son muchos los que opinan que tienen una base orgánica y que los tratamientos somáticos pueden cambiar la pérdida de contacto con la realidad o el comportamiento violento del psicótico, haciéndole accesible a la psicoterapia. Los tratamientos somáticos incluyen tratamiento con fármacos, operaciones cerebrales, provocación de crisis convulsivas.

PsicoterapiaLos psicoterapeutas pueden ser clasificados en dos grupos teóricos: 1) terapeutas neofreudianos y 2) terapeutas del comportamiento (behavior therapists). La teoría freudiana admite que la neurosis comienza en la temprana infancia, cuando determinadas experiencias dan lugar a mayor miedo y ansiedad de los que el niño puede soportar. La experiencia es por tanto reprimida y se hace inaccesible al recuerdo. Más adelante, sin embargo, ciertos estímulos asociados con la experiencia reprimida vuelven a despertar la ansiedad original, causando un comportamiento original que no se explica de otra manera. Un sujeto puede mostrar un miedo irracional a los trenes: una fobia debido al recuerdo reprimido de que sus padres le abandonaron en una estación de ferrocarril. Los terapeutas freudianos creen que tales neurosis pueden curarse tan sólo mediante múltiples sesiones de minuciosa búsqueda de la experiencia traumática original, de modo tal que se pueda establecer una relación con el síntoma que actualmente aqueja el paciente. Los terapeutas del comportamiento admiten que los síntomas son el trastorno y que este puede ser curado mediante meras técnicas de condicionamiento.

Lobotomía prefrontalEn casos extremos, sobre todo en psicóticos con ansiedad y agitación, son seccionadas quirúrgicamente las fibras que conectan la parte anterior de los lóbulos frontales, con centros cerebrales inferiores. Las reacciones individuales a la operación varían ampliamente, pero lo corriente es que se reduzca la ansiedad. Sin embargo tienen también lugar cambios de la personalidad, que consisten en falta de sentido de responsabilidad, indiferencia a las consecuencias, trastornos de la atención y posible afectación de la inteligencia abstracta.
La topectomía o ablación de determinadas áreas corticales de los lóbulos frontales parece ser que alivia la ansiedad con menos efectos secundarios en cuanto a cambios de la personalidad, pero los efectos de estas operaciones precisan de mayor estudio.

Tratamientos de shock
Existen diversos tratamientos que estimulan masivamente al cerebro, ocasionando ataques convulsivos que se asemejan al ataque epiléptico. Puede utilizarse un medicamento estimulante, como el pentilentetrazol (cartiazol), puede reducirse la glucosa en sangre mediante inyecciones de insulina o puede hacerse pasar una corriente eléctrica, brevemente, a través del cerebro por medio de electrodos aplicados en las zonas temporales. Se administra una serie de 25 o más choques, bien diariamente, bien a días alternos. A continuación de los choques surgen trastornos de la memoria siendo mayor la amnesia retrograda para acontecimientos recientes.  Algunos han afirmado que la amnesia de acontecimientos que suponen stress y que precipitaron el trastorno puede contribuir a los efectos beneficiosos del tratamiento.

Electronarcosis
Se colocan dos electrodos sobre los ojos y otros dos inmediatamente detrás de los pabellones auriculares. Se hace pasar una corriente alterna de baja intensidad (100 cps), manteniendo el nivel de intensidad por bajo del nivel de molestia para el paciente. El tratamiento dura de 30 a 60 minutos, aplicándose de 5 a 10 tratamientos diarios. El termino de electronarcosis o sueño eléctrico es erróneo: los pacientes no pierden jamás la conciencia. Las pruebas clínicas iniciales realizadas fuera de Rusia han sido prometedoras, en pacientes que sufrían ansiedad crónica, síntomas depresivos e insomnio asociado. El tratamiento parece procurar relajación, siendo aliviados síntomas tales como insomnio y otros. Sin embargo, debido a que se han publicado pocos estudios sistemáticos y bien controlados acerca de esta técnica, resulta difícil valorar sus efectos en los distintos trastornos mentales.

LESIÓN CEREBRAL
Las lesiones de áreas de proyección motoras o de las áreas premotoras de la corteza o bien de los centros motores subcorticales dan lugar a parálisis, espasticidad, temblores e incoordinación.
La lesión de las áreas de proyección sensitiva o de lo  núcleos subcorticales talámicos y núcleos relacionados con ellas que se proyectan a las mismas produce trastornos sensitivos. Las lesiones de la corteza parietal, occipital y temporal afectan a la memoria y a la capacidad de aprendizaje y ocasiona trastornos de lenguaje (afasia, agnosia y apraxia). La lesión de los lóbulos frontales ocasiona grandes cambios de la personalidad y alteración del pensamiento abstracto. Por último la lesión de las áreas paleocorticales del hipotálamo puede irritabilidad o comportamiento furioso, mientras que la lesión del lóbulo temporal ocasiona docilidad, así como alteraciones de la memoria. En casos de déficit motor y sensitivo es posible la reeducación; las áreas corticales sanas sustituyen a las lesionadas. Las lesiones focales son compensadas mas fácilmente que lo son las difusas y extensas. Si la lesión es lo bastante extensa, esta alterada toda la organización funcional del cerebro y puede surgir psicosis.

Lesión cerebral traumática
Las lesiones cerebrales pueden estar producidas por tumores, golpes en la cabeza, hipoxia, y alcoholismo crónico. Las heridas penetrantes del cerebro causadas por un trauma con un objeto agudo que perfora el cráneo ocasionan lesiones locales, con efectos similares a los de un tumor y pueden ocasionar epilepsia focal.
Los golpes en la cabeza que percuten el cerebro contra el cráneo, a pesar del efecto amortiguador que ejerce el líquido que le rodea pueden causar lesiones más difusas y extensas.

Enfermedad
Ciertos organismos patógenos atacan directamente al cerebro, mientras que otros alteran sus estructuras circulatorias y protectoras. En cualquier caso los efectos sobre el comportamiento pueden ser profundos. Así por ejemplo la sífilis comienza a atacar al tejido cerebral hacia los cinco años aproximadamente después de la primoinfección original. Parece afectar más a la función del lóbulo frontal que a las funciones de otras partes del cerebro. Los síntomas consisten, por tanto, en incapacidad de concentración, irritabilidad, ausencia de tacto social, indiferencia a las consecuencias de los actos y, eventualmente, delirios.
La meningitis cerebroespinal, ataca a las meninges o cubiertos del cerebro y de la medula espinal. A no ser que sea detenida en su curso, provoca lesiones neurológicas. Las lesiones de la medula ocasionan invalidez y alteración de la sensibilidad somestésica. La lesión de centros superiores se manifiesta por trastornos de la memoria, de la concentración y de la estabilidad emocional.
La encefalitis da con más frecuencia lugar a efectos focales. Lesiona centros cerebrales que parecen controlar la activación de otras partes del cerebro. La encefalitis, literalmente, significa inflamación del cerebro. La encefalitis letárgica o enfermedad del sueño esta causado por un microorganismo transmitido por moscas y era una enfermedad corriente en otro tiempo en ciertas regiones africanas. Esta forma de la enfermedad ataca a centros diencefálicos que forman parte del SARA y la victima duerme la mayoría del tiempo. La inflamación del hipotálamo en otra forma de la enfermedad, da lugar a emotividad exagerada, intranquilidad, irritabilidad y en ocasiones ataques convulsivos.

Psicosis senil
Más pronto o más tarde, en la mayoría de la población tienen lugar cambios degenerativos en el cerebro en la edad avanzada. El hecho de que estas alteraciones den o no lugar a trastornos de la personalidad parece depender de lo extensas que sean y asimismo del factor representado por las alteraciones vasculares que pueden complicar un grado mayor o menor a dichas alteraciones. En las autopsias de ancianos se encuentran corrientemente perdidas del peso y del volumen del cerebro, no acompañadas por arteriosclerosis. Estos cambios están relacionados cn síntomas variados y difusos, siendo los más corrientes la pérdida de memoria reciente, la apatía emocional y los lapsos de la atención. Los síntomas resultan difíciles de distinguir de cambios en cuanto a la moral y a la motivación que se observan con frecuencia en los ancianos, cuando reaccionan a la disminución de su capacidad física para adaptarse al mundo que les rodea. Son habitualmente una leve incoordinación y temblores. La arterioesclerosis y los accidentes vasculares que ocasiona causan síntomas más específicos, al lesionarse áreas cerebrales más específicas también.

DEFICIENCIA MENTAL
La deficiencia mental grave puede detectarse ya, con frecuencia, al nacer o en la temprana infancia, indicando que en diversas clases de retraso mental intervienen factores prenatales o bien hereditarios. En algunos casos se conocen los factores responsables y en otros casos se han clasificado series de síntomas bien conocidos. Muchos niños deficientes mentales, sin embargo, nacen de padres normales, tras un desarrollo prenatal aparentemente normal.

Factores prenatales
Cualquier factor, entre una gran cantidad de los mismos, puede impedir que el cerebro se desarrolle normalmente y da lugar a que el niño sea deficiente mental. Si bien el sistema nervioso parece ser menos susceptible a lesiones antes del nacimiento que después del mismo, está sujeto a traumas, a pesar de la protección que le ofrece el medio en que se encuentra y del estadio precoz de su desarrollo. Entre la sangre del embrión y la de la madre se verifican intercambios, en la placenta, en cuanto a sustancias nutricias y de desecho; una malnutrición extrema por parte de la madre o bien la presencia de toxinas pueden por tanto afectar al sistema nervioso, del embrión, en vías de desarrollo. Microorganismos causantes de enfermedades pueden alcanzar al embrión por la misma vía si no son efectivamente neutralizados por los leucocitos de la madre.
Un ejemplo de ellos es el sarampión. El abuso de rayos X puede causar cambios genéticos en los núcleos celulares del feto (mutaciones), dando lugar a anormalidades del desarrollo del sistema nervioso.

Daños mecánicos
Los daños mecánicos del cerebro del feto tienen lugar por lo general durante el parto, si bien la madre puede sufrir durante el embarazo lesiones internas causadas por accidentes, que puedan dañar al cerebro del niño antes de nacer. Cuando es necesario el uso de instrumentos para ayudar a la madre a expulsar al feto durante el parto, puede dañarse el cerebro del niño, debido a que el médico no siempre puede colocarlos adecuadamente, o bien ha de aplicar una presión excesiva al blando cráneo del niño. De ello resultan hemorragias o lesiones mecánicas en el cerebro. Durante un parto largo y difícil, puede torcionarse el cordón umbilical, o bien el niño puede no empezar a respirar lo bastante pronto después de nacer, privando al cerebro de oxigeno durante un periodo lo suficientemente largo como para que resulten asfixiadas células cerebrales. Todos estos factores afectan al cerebro más que a otros tejidos y por otra parte, las células cerebrales no pueden remplazarse así mismas para superar los efectos de tales lesiones.

Factores hereditariosEl mongolismo, un tipo de deficiencia mental designado así por los rasgos faciales de estos niños, que se asemejan a los de la raza mongólica, está causado por un cromosoma que ha sido identificado. Otras formas de deficiencia mental menos específicamente clasificadas pueden estar causadas también por factores hereditarios. Existen multitud de estudios que muestran que padres mentalmente deficientes pueden procrear hijos mentalmente deficientes también, con una elevada cuota de probabilidad.

Trastornos específicosLa Oligofrenia fenilpirúvica es un trastorno metabólico que altera el desarrollo cerebral y que con frecuencia da lugar a déficit mental. Está causada por una incapacidad, por parte del individuo, para metabolizar un determinado aminoácido (el ácido fenilpirúvico).
Un niño microcefalico nace con un tamaño de cerebro inferior al normal, siendo también anormalmente pequeña la cabeza y presenta deficiencia mental. La hidrocefalia (agua en el cerebro) está causada en un desequilibrio en cuanto a la producción y al drenaje de líquido cefalorraquídeo.
El Cretinismo se origina por deficiencia del tiroides o por ausencia de estimulación de la glándula tiroides por el lóbulo anterior de la hipófisis. A no ser que este trastorno sea diagnosticado precozmente y tratado con tiroxina u otro medicamento que eleve el metabolismo, da lugar a deficiencia mental.

                                                      El autismo infantil 
El autismo infantil es un trastorno en el desarrollo de las funciones cerebrales del niño, que afecta a sus posibilidades de comunicación emocional con otras personas y a la organización de la conducta en su vida diaria.
El autismo puede manifestarse desde el primer año de vida y afecta a una proporción de niños del 0,5 al 2 ó 3 por mil según diferentes estudios, con una incidencia mayor hacia niños que hacia niñas. Los niños autistas tienen dificultades en las habilidades empáticas, son incapaces de percibir los estados emocionales de los demás y tienden a actuar de forma mecánica repitiendo rígidamente esquemas aprendidos.